El domingo 21 escribí un artículo analizando qué mueve a alguien a asesinar 200 personas un domingo de resurrección, y cuál fue la respuesta de la prensa ante los atentados de Sri Lanka, así como comentando cuál debe ser nuestra respuesta como cristianos.
Estos días he estado siguiendo la noticias, y ha habido bastantes cambios. En una noche, la cifra de muertos ascendió de 207 a 290, dos días después ya alcanzaba 321 según diversas fuentes, a mitad de semana la cifra alcanzaba 359 muertos, pero luego Sri Lanka corrigió la cifra, justificando el error en la dificultad que conlleva identificar los trozos de cuerpos humanos resultado de las explosiones.
En definitiva, actualmente contamos con 253 muertos —entre ellos, muchos niños—, 800 heridos y 150 detenidos (aunque es de suponer que haya habido bastantes detenciones arbitrarias por parte de las autoridades). Además, en las redadas policiales, varias personas más han muerto —principalmente sospechosos que se han inmolado—, y algunas de esas personas eran mujeres e incluso mujeres embarazadas que se han llevado por delante a sus propios hijos —natos y no natos—, así como a varios policías.
En definitiva, los atentados de Sri Lanka y todos los sucesos posteriores han supuesto una auténtica carnicería, y mi artículo del domingo ya se queda corto cuando decía que estos terroristas han matado 4 veces más que el de Christchurch—a estas alturas, los muertos ya son como mínimo 5 veces más que los de Christchurch.
Además, algunas de las predicciones que hice en mi artículo del domingo ya se han cumplido. Véamoslas.
Fe con razones 